Manifiesto 2022
Buscamos otras formas de cohabitar el arte de acción de una manera anticolonial, donde las estéticas cimarroneen hacia lo que ha sido escondido más allá de los binarios impuestos. Armadxs con desconfianza y sabiduría conspiramos contra leyes, categorías y normas racistas que pretenden silenciarnos; desproveernos de nuestras múltiples formas de concebir y disfrutar esta eterna huída a territorios fértiles, donde reconocernos y fluir entre tiempos y espacios. Bonchinchamos, pachangueamos, codificamos lugares de resistencia a miles de kilómetros de nuestras casas, de nuestros pueblos, de nuestros barrios por la necesidad urgente de reencontrarnos y moldear nuestra dignidad ancestral.
Resistimos el impacto de las violencias que circundan cotidianamente nuestras identidades migrantes, racializadas y disidentes. Rugimos ante el silencio estruendoso.
Tenemos hilos y ganas de hacer nudos, de romper cosas. Ganas de crear caminos del deseo, sendas imaginadas en donde zigzagueamos por este chakiñan* con quien nos dé la gana.
La clave rítmica acompasa, coexiste. Estamos para escuchar, para escucharnos y para construir juntxs rutas de escape, que funcionen como verdaderos disparadores de memoria y activen nuevos imaginarios colectivos.
Venimos de pisar barro y de donde nuestras cuerpas aguantan el abuso colonial. Reconstruimos nuestra identidad ancestral recodificando el sentido de las preguntas en nuestro interior “¿dónde tú tá?”, “¿por qué tú tá aquí?”, “¿qué tú hace aquí?” Nuestro lenguaje corporal tiene la respuesta, “así ¿qué e’ lo que tú dice?” Nuestra cuerpa habla, lee, pero sobre todo perrea, tetea, chukitea, mingea, yolombea, parrandea y te sabrosea.